Un día de trabajo cualquiera [Libre]

Sonó el despertador, eran ya las 7 de la mañana y Aaron se tenía que levantar para empezar a trabajar, pero antes que eso debía de organizar un poco antes la casa. Nada más levantarse se pegó una ducha mientras escuchaba música desde su móvil, hizo la cama y tocó la puerta del cuarto de su madre, a continuación entró y vio que aun seguía durmiendo. "Dentro de unos días se la llevarán al hospital, espero al menos que no sufra" se dijo a si mismo. Su madre tenía una grave enfermedad terminal y llevaba ya unos cuantos años sin poder moverse de la cama y con maquinas que le ayudaban a estabilizarse. Dejó una nota junto con un sobre, para la señora que cuidaba de su madre en su ausencia. La nota decía:

Hola Margarett, espero que no te importe, pero hoy hago doble turno en el trabajo así que hoy te dejo el doble de dinero por tus servicios. Antes de irte conecta la alarma de aviso, ya que esta noche tengo una fiesta y llegaré tarde. Espero que no te sea molestia.

Aaron.

Tras dejarla en una mesa, se fue hacia la cocina y se preparó un café, se lo tomó tranquilamente ya que aún le quedaba 1 hora para entrar a trabajar. Al acabárselo, cogió su mochila en la cual estaba el uniforme y su skate. Salió a la calle y se dispuso a recorrerse todas estas para llegar al trabajo, todas las mañanas desde hacia 3 meses seguía esta rutina. Pensaba que gastarse un dinero en un coche era innecesario, ya que mientras fuese joven podía hacer uso del skate, aparte de que así hacia deporte y le encantaba sentir el viento contra su cuerpo. A esas horas era cuando la ciudad de Mightland empezaba a despertar, había poca gente y los que caminaban por las calles eran trabajadores. Pero en algunas zonas todo estaba desértico e incluso aveces daba una sensación de una ciudad destrozada por el apocalipsis, esta sensación aveces le gustaba, aunque le llegaran a dar escalofríos por todo el cuerpo.

Llegó al Starbucks cuando aún faltaban 5 minutos para abrir, hoy era el encargado de abrirlo y cerrarlo, lo más seguro que estuviese solo trabajando todo el día, ya que su compañero de trabajo aún estaba enfermo. Esto no le ocasionaba problemas, ya que la gente solía ser paciente, pero aveces se estresaba solo cuando dirigía la mirada a una larga cola de clientes. Pero ya se las arreglaría. Sacó un cigarro y se lo enchufó, también sacó las llaves y abrió el local. Encendió las luces y puso todo en marcha. Ahora solo quedaba esperar a la gente, aveces las esperas se hacían largas pero con la música adecuada Aaron se divertía. Así fue como aun con el cigarro entre las manos, de la mochila sacó unos cuantos CD's y los dejó al lado del equipo de música de la tienda, cogió el primero y lo puso. Inmediatamente empezó a sonar la canción In the shadows del grupo The Rasmus. Apagó el cigarro en el cenicero y se fue a la trastienda a cambiarse.

La música seguía sonando con canciones de The Rasmus y Aaron había momentos en los cuales se motivaba y empezaba a cantar e incluso a interpretar como si fuese un concierto. Entonces paró en seco al oír que la puerta del establecimiento se abría y un cliente había entrado.

El sol se alzaba despiadadamente sobre Mightland aquella mañana. "Parece que el calor ha vuelto" se dijo a si misma Art, mientras apoyaba la cabeza en el marco de una de los inmensos ventanales de su habitación en la mansión Karish.
Aquel día iba a ser largo, ya que según los últimos informes debía volver al Orfanato, realizar nuevos analisis, pruebas a los diferentes candidatos, organizar las listas y confirmar los traslados hacia el Laboratorio.

Dejó el café bien cargado que tenía en la mano sobre su amplio escritorio y se encaminó hacia el baño bastante resignada para asearse y poder acudir en unas condiciones decentes al Orfanato.
Las últimas investigaciones en las mutaciones del Gen "Especial" confirmaban sospechas de Art que podían ser muy alarmantes si salían a la luz, pero los Karish sabían borrar bien sus huellas. Mas, al fin y al cabo, la investigación estaba ahora en las manos de Artemise, la descendiente de aquel largo linaje de desdicha y ciencia...que debía proteger el secreto de cómo se realizaban dichas mutaciones en humanos con su vida.
Se vistió de una manera bastante ordinaria y se colocó unas botas altas de tacón, que rozaban casi su rodilla. Se llevó también sus gafas de pasta negra, para poder leer con más claridad todos los informes que le darían en el trabajo.
Terminó de asearse después de haberse duchado y peinado, se maquilló ligeramente; también recogió la mayor parte de papeleo que tenía encima de una mesa dentro de una carpeta y supo que estaba lista.
Se cargó el bolso de cuero negro sintético al hombro y bajó por las altas escaleras de caracol de su hogar.


Cuando se subió al coche, al arrancar se acordó de que se había dejado el café en la habitación y se dió una palmada en la frente bastante sonora. Salió de los límites del desierto mediante un camino pedregoso en dirección a la ciudad. Aquel día no pasaría las 24 horas metida en el laboratorio, aquel día tenía trabajo de campo.

Así que sin más dilación, antes de dirigirse al Orfanato, se paró en el Starbucks. Aparcó frente a la cafetería con un movimiento rápido del volante, ya que tampoco disponía de demasiado tiempo para poder tomarse algo y era una suerte, que al ser tan temprano el gentío Mightlandés aun no estuviese en pié.

Entró en el Starbucks y se sorprendió un tanto al ver a un muchacho cantando y bastante contento rondando la barra. Parecía el encargado.
Art se acercó un poco más y observó al chico más de cerca, su cara le sonaba....

-Buenos días....-saludó un tanto dubitativa, mientras hacía resonar sus altas botas de tacón contra el parqué-¿Aaron?preguntó, con una pequeña sonrisa en los labios.

Se arregló un poco y se ruborizó al ver que el primer cliente del día le había pillado en plena motivación de su canción favorita de Serj Tankien - Empty Walls. Escuchó el sonido de los tacones, era una mujer, lógicamente. Antes de verle el rostro dijo la típica frase que tenían que decir al servir a una persona.

-Buenos días y bienvenido al Starbucks, lo más lujoso de esta nuestra ciu... ¿Artemise?

Aaron antes de acabar la frase se le ocurrió fijarse en la clienta que tenía. Se trataba de Artemise, no la conocía mucho, simplemente por las noticias y por algún que otro encuentro casual. No es que se llevasen muy bien por el hecho de que ella sea la científica que transformaba a los humanos, pero al menos ella intentaba luchar por la igualdad entre todas las razas, o al menos eso había escuchado por ahí.

Antes de que llegase a la barra para pedir, le echó un vistazo, su ropa era bastante típica en una persona de diario, ay que destacar las botas de tacón que llevaba, muy a juego con el bolso y con el pelo ondulado y de color azabache. Hay que reconocer que Artemise tenía un bonito cuerpo y era muy guapa, si no la conociese de nada pensaría que era modelo.

- Vaya, no te esperaba a ti por aquí *dijo con una sonrisa ladeada* y bueno, ¿qué es lo que va a tomar señorita? *dijo mientras le descubría su gran sonrisa blanca, a pesar de que fumaba.*